Una Petición Más Contestada
Desde el día que nos casamos siempre le decía a Fau que no "echáramos raíces" aquí en Monterrey, porque no sabíamos que nos depararía el destino (como comúnmente se dice). Algo dentro de mi me decía que los planes de Dios para nosotros serian en algún otro lugar lejos de Monterrey y aunque amo mi país, también me emocionaba la idea.
Siempre he sido una persona con un corazón aventurero y con una pasión por conocer nuevos lugares. A los 10 años de edad hice un viaje misionero a España por dos semanas junto con un grupo de alumnos de mi escuela. Recuerdo que todos los días oraba y le pedía a Dios que me diera la oportunidad de ir a contarles a más niños el milagro que había hecho con mi vida y como aun con 5 meses y medio de nacida era una niña normal y feliz. Quería que todos supieran que Dios sí existe y prueba de eso era que yo estaba viva!
Ese fue un viaje inolvidable, fuimos a las escuelas, las iglesias y aun en las calles a compartirles de Dios y de Su amor. Conocí muchos niños y niñas de mi edad, hice amigas que conserve por años y con las que me escribía mes tras mes (si, por carta cuando aun no existía el internet) y con los que aun tengo amistad.
Después en mi adolescencia me apunté como traductora voluntaria de grupos Misioneros que llegaba a través de mi iglesia y mi escuela. Todos los veranos me iba con ellos a los ejiditos, a las colonias de escasos recursos, a pintar sus casas, a recoger basura, a regalarles ropa y lo mas bonito: hablarles de un Dios real, el mismo que me permitía vivir ésta bella vida.
Y mientras mis amigos de la escuela estaban teniendo una "vida normal", pasando sus vacaciones en campamentos de verano, de viaje en Disney, en la playa o esquiando, para mi, esa era la mejor manera de pasar mi tiempo libre: Sirviendo a Dios. Así tuviéramos que caminar largas horas bajo el sol debido a que en la mayoría de lugares no habían calles ni carreteras y la única manera de llegar era a pie, me sentía tan feliz de ver sus sonrisas cuando les preguntábamos si querían que hiciéramos una oración por ellos. Nada me llenaba más que eso.
Otros veranos también, mis hermanos y yo apoyábamos a mis papás quienes se apuntaban como cocineros voluntarios para los misioneros. Nos íbamos los veranos completitos a vivir en las afueras de Monterrey (o donde se estuvieran hospedando) y nuestro día comenzaba a las 5 de la mañana (o a veces mas temprano) para preparar el desayuno, poner las mesas, servirles y lavar los platos, después irnos a traducir y trabajar en los ejidos, según fuera el plan del día... así terminaba hasta las 10 de la noche. Eran días muy cansados, pero disfrutábamos mucho como familia servir a Dios y apoyar en la obra. Así fueron mis veranos por mas de 10 años y fueron los mejores años de mi vida.
Vi en mis papas un gran ejemplo a seguir que desde niños nos enseñaron a servir a los demás, a amar a Dios y a hacerlo de todo corazón. Por años mis papas también hospedaban grupos de misioneros en nuestra casa. Asi que nos acostumbramos a estar rodeados de gente y a apoyar siempre en lo que pudiéramos.
Les agradezco mucho por esa educación porque no solo fue la mejor manera de invertir nuestro tiempo, sino también porque hice muchos nuevos amigos que me hicieron crecer en muchas áreas de mi vida. Amigos que fui a visitar a Austin, Kentucky y Florida y muchos lugares más que aun me faltan por visitar.
Me di cuenta como Dios ha ido poco a poco cumpliendo ese sueño de mi corazón de conocer el mundo (o parte de el), pero no solo por "conocerlo", sino haciendo amigos verdaderos en cada lugar al que voy. Personas que bendicen mi vida y me hacen crecer porque aman a Dios igual que yo.
Hoy Dios nos dio la oportunidad como familia de irnos a vivir a Estados Unidos, un país muy amado en mi corazón porque tengo hermanos y sobrinos allá y muchos, muchos amigos. El se encargo de abrir todas las puertas proveiendo un puesto para mi Esposo allá y la oportunidad de expandir mi negocio también. Dios acomodó todo para que este sueño fuera posible y estoy tan agradecida! Y aunque en mi corazón estaba dispuesta a ir a cualquier lugar o país a donde El nos llamara, me siento muy contenta de que sea justo donde voy a estar más cerca de mi familia.
Estamos muy emocionados de comenzar esta nueva aventura los tres (y los que vengan en el futuro!) y sabemos que Dios va delante de nosotros siempre. Sin duda alguna extrañaremos a nuestra familia y amigos que se quedan aquí. También extrañaremos nuestro país y oraremos porque nuestro Monterrey vuelva a ser el mismo de antes.
Nuevas historias están por escribirse: Un nuevo país, un nuevo comienzo... USA, agarrense que los Cruz llegan pronto!!!!