Mely Y Fausto, La Historia
el comienzo | el compromiso | la boda | una promesa cumplida | la luna de miel | un nuevo capítulo
Una Promesa Inolvidable
Después de 5 años y 5 meses de andar con Fau, al fin se llego la fecha de nuestra boda. Hubiéron momentos muy especiales, pero definitivamente hay uno guardé con mucho cariño y que marcó nuestra vida para siempre…Cuando comencé a andar con el le platiqué de una promesa que había hecho en un campamento de la iglesia cuando a penas era una adolecente. Nos hablaron del amor y de lo importante que era “esperar” por la persona que Dios tenía para tu vida y ahí lo decidi… yo esperaré. En un mundo lleno de libertades y diversiones muchas veces me sentí como “bicho raro” pero dentro de mí sabía que estaba haciéndo lo correcto y que al final, valdría la pena. Llevábamos unos poquitos días de ser novios y sentados en la banquita de un parque le dije que quería platicarle algo que era muy importante para mi. Le dije: “Este anillo que ves en mi dedo (en donde va el de compromiso) tiene un significado muy especial y es muy importante que lo sepas desde ahorita: Hace muchos años hice una promesa delante de Dios de guardar mi cuerpo y mi corazón para quien se convierta en mi esposo y SOLO para el.
Por eso este anillo tiene tres piedritas, son tres promesas: Una para Dios, una para mi misma y otra para ese hombre y lo uso como un recordatorio constante de esa promesa que no pienso romper”.
Todo el tiempo estuve mirando mi anillo, tenía miedo de voltearlo a ver porque no sabía cual iba a ser su reacción. Podía pensar que era una anticuada y una aburrida e incluso querer terminar conmigo, pensé de todo, pero cuando levanté la mirada y vi sus ojos me sorprendí. Noté que estaba tratando de contener las lágrimas, tomo mis manos y acariciando el anillo me dijo: “No sabes lo especial que es para mí ésto que me dices. Si antes te admiraba, ahora te admiro más y me siento más enamorado de tí. Quiero que me permitas ser parte de ésta promesa porque yo quiero ser ese hombre en tu vida”. “Te prometo respetarte y esperar juntos hasta que ese día llegue”.
Nunca me quite ese anillo de ese dedo desde antes de conocerlo hasta el día que me dio el de compromiso. Sus palabras fueron: “Ahora sí, éste anillito lo vamos a remplazar por éste otro y no creo que lo extrañes” jajaja!! Y me lo puso en la otra mano porque los dos sabíamos que faltaba el último esfuerzo hasta el día de la boda.
Esa promesa por más difícil que fue, LA CUMPLIO, LA CUMPLIMOS JUNTOS y valio la pena…
En nuestra noche de bodas, al llegar al cuarto estaba en la cama la cajita con el anillito de mi promesa y una cartita donde le agradecía por haber esperado y que sabía que Dios iba a bendecir esa promesa cumplida. Y Ahora sí, le pertencecía a él y solo a él… A MI ESPOSO!