HOY 10 de Noviembre del 2009, hace 3 años Fausto puso un anillo en mi dedo... me regaló un diamante de corazón, pero también me dio SU corazón y yo le entregué el mio. Desde ese día acepté el compromiso de amarlo por el resto de mi vida. Recuerdo que con una sonrisa en mis labios y maripositas en mi panza conteste: "SIII, CLARO QUE ACEPTO!". Siempre pensé que ese compromiso me iba a salir "natural" y que sería tan fácil cumplirlo, sin embargo cada día encuentro un reto nuevo en nuestra relación. Hace algunos días sucedió algo que sacudió por completo mi forma de pensar al respecto. Pensaba en la cantidad creciente de parejas que terminan en el divorcio... todas esas parejas (o al menos la mayoría) nunca pensaron llegar ahí, simplemente "pasó". Su matrimonio se fue deteriorando por pequeñas cosas (o talvez grandes) pero que al final no pudieron sobrellevar y decidieron romper su promesa de amarse por siempre.

Pensaba en las muchas situaciones por las que esas parejas pudiéron haber pasado a lo largo de sus matrimonios, situaciones por las que todos pasamos en las cuales el respeto conforme pasa el tiempo se va perdiendo. Por más que se amen y por más promesas que se hayan hecho, es algo que inevitablemente sucede al menos que lo identifiquemos a tiempo. Dios habló de muchas maneras a mi vida y me di cuenta que aunque siempre me he sentido afortunada por la relación que tengo con Fau y el amor que nos tenemos, la realidad es que no podemos dar nada por sentado.  Esto debe de ser un compromiso constante, DE TODOS LOS DIAS!

Hoy hice éste nuevo compromiso delante de Dios y delante de mi esposo... que los votos que hice un día en el altar e incluso las promesas que hice el día que nos comprometimos, sean una realidad en mi vida en cada palabra y cada actitud que dirigo hacia él. Hoy entendí que Dios me dio a mi esposo como un regalo especial que debo cuidar y apreciar en todos los aspectos. Si estas casada, espero que el día de hoy Dios también hable a tu corazón como habló al mio y que decidas como yo hacer un compromiso verdadero de "amarlo para toda la vida".